Charla: Superando Obstáculos
Todos en diferentes momentos y circunstancias de nuestras vidas hemos experimentado la frustración y la seguiremos experimentando. Y estamos de acuerdo que a nadie le gusta sentirse así.
Sin embargo, cada vez más estudios confirman que podemos aprender mucho de estas frustraciones y errores si los vemos como aliados y grandes oportunidades de aprendizaje.
El mundo de hoy plantea desafíos para la crianza que las generaciones pasadas no tenían, tales como una autoridad natural, basada en el miedo, que los hijos asumían en sus padres sin cuestionamientos.
En la actualidad, los chicos no manifiestan ese miedo hacia sus padres y surge, a partir de ello, la necesidad de establecer esa autoridad a partir del amor y la confianza.
Por ello, es menester el fortalecimiento de los niños, abandonando ciertas prácticas que en ocasiones adoptamos para hacer la cotidianeidad más sencilla.
Es verdad que nuestra cultura de hoy hace difícil la espera y lo que antes esperábamos sin nada a cambio hoy no parece tan sencillo. Vivimos apurados, con falta de tiempo y cansados. La frustración y la espera no tienen mucho espacio para ser gestionadas por nuestros hijos. Sumado a esto muchas veces el sentimiento de culpa y miedo se apodera de nosotros y nos hace creer que dándoles eso que nos piden será mejor. Además en otras ocasiones sentimos que no contamos con el tiempo necesario para gestionar un berrinche o enojo. A veces como padres queremos demasiado y también nosotros tenemos que aprender del autocontrol, la espera y la frustración.
Sabemos que en esta etapa nuestros hijos tienen, muchas veces, poca o nula tolerancia a la frustración. Esto se debe, en parte, a una inmadurez esperable en los primeros años, pero también a que en muchas ocasiones estamos privando y evitando las pequeñas frustraciones diarias que son fuente necesaria para que nuestros hijos crezcan, aprendan y puedan ser cada día un poco más fuertes.
Como adultos sabemos que la vida nos va mostrando que muchas veces esperar es el mejor camino para lograr eso que anhelamos y es mejor para nosotros.
Sabemos que no vamos a llegar siempre a todo, pero podemos llegar a lo importante, y para discernir qué es lo importante tenemos que lograr planificar y ordenar las prioridades. Entre estas prioridades estará el tiempo para que nuestro hijo se frustre y no tengamos que siempre salir al rescate. En la educación necesitamos tiempo, nada bueno sale a las apuradas.
Como dijimos, cada vez más estudios confirman que una de las aliadas en la educación es aprender a esperar y a gestionar la frustración porque ayuda, entre otras cosas, al desarrollo del lóbulo prefrontal encargado de colaborar con la voluntad. Aprender a gestionar la frustración tiene repercusiones en un mejor rendimiento escolar, habilidades sociales y cognitivas. Nada se disfruta más que aquello que se logró con esfuerzo y perseverancia.
Esto no significa que vamos a buscar situaciones de frustración a propósito, la vida misma nos enfrenta a varias frustraciones diarias que a veces evitamos o resolvemos nosotros. El aprender a gestionarlas ayudará a nuestros hijos a forjar el carácter y a trabajar la paciencia, en consecuencia a ser más resilientes y fuertes.
Son tantas oportunidades que tenemos, la espera en el médico, en el super, ponerme de acuerdo con mi hermano o un amigo, vestirse solito, esperar un regalo, los viajes en auto, intentar hacer sólo aquello que puedo. En la vida nuestros hijos se enfrentarán a diferentes dificultades, donde muchas veces no estarán mamá y papá para ayudarlos, qué mejor que empezar a entrenar hoy en casa.
Por eso hoy queremos dejarles algunas ideas para el entrenamiento en casa de esta tolerancia que servirá para acompañar mejor a nuestros hijos en este tema:
- Hablar del fracaso con naturalidad
- Validar lo que sienten y ordenar esa emoción.
- Ante las dificultades sacar un aprendizaje
- Educar en la cultura del esfuerzo
- Que hagan ellos solos aquello que pueden. Fomentar la autonomía
- Tener expectativas razonables.
- Las frustraciones son parte de la vida.
- Centrarse en soluciones
- Darles oportunidades de hacer y equivocarse.
- Centrarnos en el esfuerzo no el resultado
Para que nuestros hijos perseveren en la vida, logren sus objetivos, lleguen y cumplan sus proyectos tienen que haber tenido muchas oportunidad de aprender a gestionar la frustración que genera el fracaso.
Las personas con una sana autoestima no son las personas exitosas que parece salirles todo muy bien sino aquellas que han aprendido a gestionar la frustración, el error y en consecuencia a superarse.
Si queremos hijos felices y fuertes no prepares el camino para tu hijo, prepara a tu hijo para el camino.
¡Muchas gracias Manu por tus palabras!
Les dejamos el video de la charla completa.