Llenemos el presente de recuerdos
Cuántas veces nos pasa que observamos lo rápido que crecen nuestros hijos, esos momentos donde nos sorprendemos de lo alto que está, esa ropa que ya no le entra, cuando notamos lo bien que habla, o ese día que se quedó en un cumple sin llorar.
Tantos nuevos aprendizajes, tantos logros alcanzados. Vemos cómo de a poco ese bebé que teníamos en brazos se va haciendo más autónomo y maduro. Está claro que nos seguirá necesitando siempre, pero a medida que crecen notamos que será de un modo diferente. ¿En qué momento creció tan rápido?
En familia busquemos llenar el presente de recuerdos
Que la infancia pasa rápido seguramente lo hemos escuchado tantas veces que hasta quizás se nos olvide, y nos puede pasar no contemplarla y disfrutarla lo suficiente, perdernos de observar lo maravilloso de cada etapa, lo linda y única que es, con sus luces y sombras.
¿Cuántos recuerdos lindos tenemos de nuestra infancia? Ese olor especial en la casa de la abuela, esas galletitas caseras los sábados, esas siestas interminables de calor en el verano, ese olor a pasto recién cortado, las tardes de lluvia jugando horas en un mismo lugar, las peleas, tantas risas o ese recreo con olor a turrón.
Podríamos hacer una larga lista de recuerdos sencillos y repetidos que han hecho a nuestra infancia única, con sus grandes momentos y seguramente con algunos no tan gustosos.
Los recuerdos de chicos son momentos muy precisos, son ese presente vivido con intensidad, con todos los sentidos, porque así transitan la infancia los niños, para ellos no existe el tiempo, sino que son ellos quienes se pasean por el tiempo, viven con intensidad el tiempo presente. Los mejores recuerdos suelen tener la sencillez de lo cotidiano, donde no hay relojes ni apuros.
En esta oportunidad queremos aprovechar este nuevo tiempo de vacaciones que se nos aproxima, donde se dan más ratos de compartida familiar, de aprender nuevas habilidades, de aburrirse, de cansarnos, de pelear, de encontrarnos, perdonarnos y conocernos más, para valorar y cuidar la infancia, respetando su tiempo y ritmo, y no caer fácilmente en la preocupación sobre lo que harán tantas horas en casa, que se van aburrir, que si van o no van a tal lugar o a la colonia.
Intentemos estar un poco más presentes y atentos, no para darle todos los programas o pedidos que quieran, sino para brindar espacios donde puedan llenar sus recuerdos con el presente, con la sencillez de estar en casa, con la sencillez de hacer pocas cosas pero con sentido, con la sencillez de disfrutar de lo simple para no confundir buenas vacaciones con solo hacer muchos programas. La infancia es simple, sencilla y única, A veces somos los adultos que vamos muy apurados y preocupados complejizando lo simple, viendo conflictos donde no los hay.
Procuremos tener momentos de mirarnos a los ojos, de compartir una linda sobremesa, de jugar a las cartas y estar al aire libre mirando el cielo, de pasarnos una tarde en casa sin planes, de sentarnos en la vereda y ver pasar los autos. No confundamos niñez feliz con grandes momentos o grandes viajes, la niñez es ese presente vivido con intensidad, esos instantes vividos que se guardan en el corazón, y que con el tiempo se hacen los mejores recuerdos.
Hoy cada día más estudios confirman que lo que más necesita un niño , sobre todo en sus primeros años, no es la cantidad de información o actividades que recibe, sino la atención afectiva de sus padres y personas significativas. Brindemos espacios sobrios, rodearlos de la belleza de la realidad. Los padres no tenemos que ser sus animadores ni responsables de su aburrimiento, sí procurar compartir tiempo con ellos y ayudarlos así a configurar su verdadero sentido de identidad.
Si queremos que nuestros hijos recuerden una linda infancia procuremos brindar buenos momentos presentes, la niñez es hoy, maravillosamente linda y desafiante, sin necesidad de agregarle edulcorante, ni colores excesivos.
Que no nos agarre la nostalgia del pasado, disfrutemos desde hoy su infancia, los logros, desafíos, sonrisas, porque nos los agradecerán ellos y nosotros.
Los recuerdos son HOY, los niños no son el futuro son el PRESENTE.
Que estas vacaciones nos animen a ser más simples y sencillos para poder disfrutar más de ellos y con ellos.
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