Es hora de dormir
Si bien el descanso es una necesidad básica, los niños tienen que aprender a dormir e incorporar este hábito para lograr descansar la cantidad de horas necesarias y fundamentales para poder retomar un nuevo día con energías para aprender y explorar el mundo. Sin embargo sabemos que no siempre nos resulta un tema tan sencillo de llevar adelante en casa. Es por eso que desde Apdes queremos compartir algunas ideas de nuestra experta Manu Caminal que pueden ayudarnos a la hora de dormir.
Las rutinas son la repetición de actos útiles, estructurados, a veces cronometrados y supervisados. Son necesarias para la vida y aunque querramos suprimirlas son fundamentales para un buen y sano ambiente familiar.
Las rutinas no son malas en la medida que se le ponga sentido, corazón e inteligencia y no actuemos de modo mecánico, para interiorizar lo que se hace y se aprende. Los niños disfrutan de las rutinas y de ese ritual, porque para el niño el tiempo no pasa, es él quien pasea por la vida. Por eso es tan importante y necesario humanizar las rutinas y darles sentido.
Las herramientas que hoy queremos compartirles pueden ayudar a mejorar lo que ya han logrado o ayudarlos a que lo logren.
Incorporar nuevos hábitos puede llevar un tiempo pero perseverar, tener claro los objetivos y expectativas es de gran ayuda, las rutinas siempre son grandes aliadas para toda la familia y cada integrante.
Entonces para arrancar con las herramientas es importante recordar que no existe niño que no intente alargar la hora de ir a dormir, más aún si perciben que nos los queremos sacar de encima y deseamos que se duerman para cerrar el día.
Todo esto es muy normal de ambas partes, querer que se duerman y que nuestros hijos quieran un ratito más, Pero una cosa es que cueste un poquito y otra muy distinta es que cada noche sea una lucha la hora de dormir.
1. Por esto una de las herramientas que ayuda es implicar a los niños en el establecimiento de rutinas, ¿cómo? haciéndolos participar. En mayores de 3 años pueden armar una tabla de rutinas, muy caserita, donde nosotros guiemos los pasos que siguen después de cada cosa, ejemplo “¿qué hacemos después de lavarnos los dientes” y ahora ¿qué viene? y después de leer el cuento”… esto ayuda a que sean ellos también los que decidan, ofreciéndoles opciones limitadas, dentro de los límites por donde queremos andar. Van algunos ejemplos: ¿querés ponerte este pijama o este otro?, ¿querés acostarte ahora o dentro de 5 minutos? ¿podés bañarte antes o después de cenar? vos decidís, pero hoy toca baño antes de dormir.
2. Anticipar lo que ocurrirá después de cada situación ayuda a que ellos bajen ansiedades y estén más tranquilos para conciliar el sueño. Otra buena opción es tener un temporizador que suene a la hora que deberían terminar , esto les suele resultar muy divertido y nosotros salimos del lugar de controladores.
3. Otro punto importante es estar disponibles para ellos durante ese tiempo de rutina, que no debería ser más de 30 a 15 minutos. Si sabemos bien que paso sigue a que, de forma que no perciban que no nos los queremos sacar de encima sino acompañarlos en ese transitar del estar despiertos al ir descansar. El brindarles cariño a la hora de dormir los ayuda a tener mayor confianza en sí mismo y a descansar mejor.
4. Ser consecuentes, hablar menos y hacer más. Nuestros hijos saben cuándo hablamos en serio. Ser muy conscientes que en estos tiempos suelen estar más cansados y demandantes, por lo que durante ese tiempo de llevarlos a dormir, estemos seguros de estar presentes. Sin alargar demasiado pero sin apurarlos.
Y cuando nuestro hijo ya se haya metido en la cama y la rutina de dormir esté llegando a su fin, salir de la habilitación amablemente pero sin dudar. Si nuestro hijo sale de la habilitación agarrarlo suavemente del brazo y acompañarlo a su habitación, siendo amables y firmes, pero en lo posible sin hablar. El niño ya sabe lo que tiene que hacer, pero buscan corroborar qué hablamos en serio y actuaremos en consecuencia. Es probable que tengamos que repetir esta situación, pero al cabo de unos pocos días, hasta que aprenden y comprueban que somos consecuentes, incorporan muy bien el irse a dormir.
Es bueno saber que si hemos dejado que nuestros hijos entren en ciertas luchas de poder a la hora de dormir será necesario un poco más de días y paciencia en la implementación de esta rutina, hasta que comprueban que hablamos en serio.
Acompañar la hora de ir a dormir y ayudarlos a sentirse seguros, los ayuda a ir alcanzando mayor independencia y a poder recuperar esas horas de sueño tan necesarias para poder empezar un nuevo día.
Cuando hay hermanos mayores que suelen quedarse un tiempo más levantandos, puede generar enojos en los mas chiquitos. Por eso podemos ayudarlos actuando amablemente y decirles que pueden enojarse pero no pueden quedarse levantados ya les tocará también a ellos.
De nuestra forma de proceder y actuar nuestros hijos aprenden, a veces no en el momento, pero si cuando van viendo nuestra coherencia, firmeza y amabilidad.
De esta manera van logrando mayor confianza en sí mismos, en vez de manipular a los demás o a depender de otros para conciliar el sueño, también van aprendiendo la necesidad que tienen mamá y papá de estar un rato a solas sin niños dando vueltas. Esos detalles les dan seguridad, aprenden a que no siempre se salen con la suya, que podrán enojarse pero igual sobrevivirán.
Para terminar puede ayudar enseñar a nuestros hijos a que ellos vayan registrando su necesidad de descansar cuando están cansados.
No nos olvidemos que le estamos enseñando un hábito y por lo tanto lleva su tiempo, tenemos dos opciones, lograrlo a la fuerza y con mil peleas o de un modo alentador para el niño y para nosotros.
Aprovechemos para enseñar rutinas con cariño y firmeza, veremos y disfrutaremos de mejores resultados.