La punta del iceberg I Cómo transmitir la fe a nuestros hijos
Cómo transmitir la fe a nuestros hijos
En las presentes líneas ensayaremos algunas respuestas sobre cómo transmitir la fe a nuestros hijos. El subtítulo “Cómo transmitir la fe a nuestros hijos” es algo equívoco. Da a entender que son los padres quienes transmiten la fe a sus hijos. Sin embargo, ¿no es acaso la fe una virtud teologal? ¿No es un regalo del mismo Dios en nuestra alma?
Esta historia puede ayudarnos a reflexionar:
“Un chico vuelve de misa un domingo por la mañana. Le tocó ser monaguillo.
—¿Ayudaste bien, hijo?
—No, papá, cometí varios errores. Me distraje y el sacerdote me retó.
—¿Cómo, Karol, no te has encomendado al Espíritu Santo?
Esa pregunta espontánea del padre de San Juan Pablo II es apenas la punta del iceberg”.
Efectivamente, Dios suscita la fe en nuestra alma de modo gratuito. Pero, ¿qué conductas o actitudes nuestras pueden facilitar la acción de Dios? ¿Cómo transformarnos en aliados de Dios, testigos de Dios? ¿Cómo los papás pueden ayudar a sus hijos a crecer en la fe?
👉 Testimonios vivos
Si queremos que nuestros hijos vivan la fe cristiana, resulta eficaz vivirla con autenticidad y exigencia. Si un papá madruga para dedicar un tiempo a la oración personal, tal vez ningún hijo lo vea. O tal vez, sí. Considero que va por el camino correcto para contagiar su fe y su amor a Dios. Si una hija entra al cuarto de su mamá y la descubre dormitando con un rosario en la mano, está palpando que a su madre le importa la Virgen.
Esos hijos han sido testigos de la vida de fe de sus padres. Comparemos esas dos escenas con otra:
“—Papá, ¿vamos a misa?
—No, Salvatore. Tu mamá y yo tenemos el día muy ocupado. Iremos al Club. Tal vez, otro fin de semana.
Salvatore tomó la Primera Comunión hace dos meses y le encanta asistir a misa en el colegio. Su fe, ese don gratuito, disminuye en intensidad cuando no se vive. Y corre el riesgo de apagarse”.
En cambio, esta anécdota presenta otra posibilidad:
Charles de Gaulle tuvo que hacer un viaje diplomático a Moscú, en tiempos de la Unión Soviética. En aquel país estaba prohibida la práctica externa de la religión. Pero De Gaulle es persistente y consigue su misa. Aquel día, lo ayuda un chico. Pasados los años, aquel monaguillo entrará en el Seminario y llegará a ser Arzobispo de París. Con su conducta, De Gaulle cooperó con la gracia. En aquellas circunstancias, le sobraban excusas para descuidar el día del Señor.
👉 Rezar por los hijos
Puede suceder que padres cristianos sufran al ver cómo un hijo adolescente o una hija universitaria se abandonen en este terreno. Será un tiempo para incrementar la petición a Dios.
Un sacerdote valenciano me contó un caso notable. Un hijo le confiesa a su papá que prefiere mantenerse un poco al margen de la Iglesia, que ya no tiene fe. El papá recibe la noticia con dolor, aunque no se queda con los brazos cruzados. A partir de esa fecha, decide acudir cada día a su parroquia, donde el Santísimo Sacramento está expuesto en la custodia todas las tardes. Pasado un tiempo, su hijo vuelve a la fe. Aquella oscuridad, aquella nube opaca, pasó. Y, ¿Cuánto habrá ayudado lo que hizo su papá? No lo sabemos.
Cristo nos exhorta a la petición, porque Dios es bueno y dará cosas buenas a aquellos que se las pidan: “Pidan y se les dará. Busquen y encontrarán. Llamen y se les abrirá” (Mateo 7, 7).
👉 Ideas creativas
Una familia hace un viaje a una estancia cada fin de semana. A mitad de camino, detienen el vehículo junto a una pequeña capilla. Se arrodillan y hacen una visita a Jesús en el sagrario. Les lleva cinco minutos y nadie les obliga a hacerlo. ¿Cuánto influye esta sencilla tradición familiar en la fe de los hijos?
Otra familia inaugura una imagen de la Virgen en la casa; es bastante bonita y la pondrán al final de la escalera. Otras, deciden todos los días bendecir y agradecer los alimentos antes de comer todos juntos; otro matrimonio, se proponen no criticar a los demás; una mamá acompaña a rezar antes de dormir a sus pequeños…
En definitiva, y sin pretender agotar el tema, si nos planteamos vivir con autenticidad nuestra fe, seremos un testimonio vivo y facilitaremos la acción de Dios en las almas de nuestros hijos.
Muchas gracias Padre Michael Mullen por ayudarnos a reflexionar sobre cómo transmitir la fe a nuestros hijos.
Te invitamos a conocer nuestro Proyecto de Formación Cristiana en los colegios de Apdes Mendoza