No esperar una ocasión especial para “un rato especial”
Un rato especial
La vida de por sí tiene sus altos y bajos para que además dejemos de lado las cosas verdaderamente importantes.
Muchas veces el acelere del día o nuestras preocupaciones nos hace olvidar que las grandes cosas de la vida son no cuestan dinero. Pensemos en esos llamados, mensajes, abrazos y miradas que nos cambian el día. Y otra de esas grandes cosas de la vida es pasar ratos a solas con nuestros hijos.
Algo que motiva mucho a los niños y que los ayuda a confiar en ellos son los “ratos especiales”. Es muy distinto decir “un rato especial” que pasar el rato con nuestros hijos por obligación. Y aunque creamos que no, ellos si se dan cuenta de la diferencia.
Cuando los niños tienen menos de 2 años la demanda a veces es agotadora, pero a estas edades con que perciban que disfrutamos un rato en su compañía es suficiente, no es necesario pasar ratos especiales con ellos.
A partir de los 3 hasta los 6 años les ayuda mucho saber que tendrán “un rato especial” con mamá y/o papá aunque sea un momento de 10 minutos. Si podemos más, mejor. No es un cálculo exacto, pero sí un aproximado según las edades y sus necesidades. A partir de los 6 y 12 años se puede hacer un tiempo especial de 30 minutos a la semana y cuando son adolescentes una vez al mes.
A medida que crecen, ya no necesitan pasar tanto tiempo con nosotros todos los días, pero es importante tanto para ellos como para nosotros, cuidar esos momentos, porque le sigue gustando aunque sea poco tiempo y les da una gran seguridad tener la certeza y poder constatar que cuentan con nosotros.
Cada familia decidirá según sus circunstancias y modalidades cuál será la mejor manera de poder llevar este tiempo especial a la práctica. No necesitamos demasiado, un poco de tiempo y ganas serán suficientes, sabiendo que no sólo nuestro hijo saldrá beneficiado, sino también nosotros.
Algunos motivos de por qué valen la pena “los ratos especiales”
- Los niños se sienten queridos e importantes, les recargamos su tanque emocional
- Nos recuerda lo lindo y necesario que es compartir con nuestros hijos.
- Ayuda a que los conozcamos mejor y que ellos nos conozcan a nosotros.
- Cuando no podemos darle la atención que piden porque estamos ocupados, les ayuda que les recordemos que falta poco para “nuestro rato especial”. Aceptan mejor la espera.
- Vamos preparando un buen puente y canal de comunicación, sabiendo que cuando son más grandes esto se suele ver modificado
El tiempo especial no debería ser una complicación dentro de nuestra agenda diaria, ni un gasto extraordinario, deberíamos poder adaptarlo al ritmo y marcha familiar para que sea viable y realizable. Es necesario pactarlo previamente con el niño para que el pueda también anticiparse y saber que habrá un tiempo a solas con mamá y/o papá.
Puede ayudar el contarles cosas nuestras, de cuando éramos chicos o algo que nos gustaría compartir de nuestro día.
Algunas sugerencias pueden ser:
- Acompañar a mamá sola a la verdulería y caminar unas cuadras conversando de cómo le fue en el jardín, o ir al super (no vale la presencia de celulares).
- Un baño a un ritmo más lento donde permita el juego y la interacción.
- Compartir un cuento o un juego en algún momento tranquilo del día.
- En alguna ocasión puede ser ir a tomar un helado o compartir una merienda.
Cualquier excusa será buena para pasar un “rato especial con nuestro hijo” sabiendo que de detalles y tiempos simples surgen grandes cosas.
No perdamos la oportunidad de encontrar ese ratito, que sin dudas todos saldremos favorecidos.
Muchas gracias Manu Caminal por compartirnos estas ideas! Si te gustó este artículo te recomendamos leer ¿Cómo fomentamos una sana autoestima en casa?