Padres para adolescentes de hoy
¿Qué esperamos de los adolescentes? y ¿qué pueden dar realmente?. Para comenzar esta reflexión sobre los padres para adolescentes de hoy los animo a imaginar, cómo en una foto, un adolescente real y uno ideal y por otro lado un padre de adolescente real y otro ideal. ¿Son diferentes los reales y los ideales, no?
Manejar y ser conscientes de las expectativas que manejamos con nuestros hijos nos ayuda mucho como padres a no frustrarnos fácilmente, a veces tenemos preconceptos, fantasías que no nos ayudan a visibilizar la realidad con claridad y pisamos blando todo el tiempo, dificultando el vínculo con nuestro hijo y perdiendo perspectiva de su desarrollo como persona, centrándonos en aquello que nos molesta y en lo negativo.
Tenemos que aceptarlos y quererlos como son, sobre todo a los más difíciles. Saber aceptar sus sentimientos, pero no siempre su conducta, animándolos a ser responsables para luchar día a día por mejorar. Aquí es donde debemos superar la vieja tentación de desatender, negar, dramatizar y moralizar. Empezar por tener una mirada más realista, no por esto conformista, nos ayudará mejor a atravesar esta aventura de hijos adolescentes.
¿Pero qué le pasa a nuestro adolescente? ¿Por qué a veces es tan difícil?
Es bueno reconocer que hoy es más difícil madurar como adolescente, que hace 20 años, por lo tanto implica padres más comprometidos y maduros.
El adolescente se caracteriza por intentar “no ser”. No es ni un niño ni un adulto, y este viaje lleva su tiempo. Por eso suele tender a un rechazo hacia el mundo adulto, no queriendo recibir ni aceptar consejos, peticiones de información sobre sus actividades, juicios sobre su comportamiento, etc. En todo siente amenaza de ser definido y él por ahora quisiera ser indefinido.
La tarea principal de un adolescente es descubrir quién es, con independencia de sus padres. Con un poco de humor Haim Ginott lo describe con la historia de un joven que se estaba comprando su primer traje. Dijo al vendedor “si le gusta a mi padre, ¿puedo devolverlo?
La adolescencia está “pensada” para que principalmente los padres maduremos, crezcamos como personas y, en definitiva, avancemos en el camino de la santidad, más confiados de Dios que en nuestras propias fuerzas.
Por lo tanto no solo cambiará nuestro hijo adolescente en esta etapa sino también nosotros como padres y personas.
Fomentar las virtudes nos eleva y nos da mayor claridad de la realidad, sin embargo muchas veces estamos más centrados en querer cambiar a nuestro hijo adolescente que en crecer nosotros como padres y mejorar como personas. Por eso en vez de trabajar qué virtudes quiero para mi hijo vamos a intentar ver qué virtudes pueden ayudarme para acompañar mejor a mi hijo adolescente.
¿Qué virtudes podemos reactivar o trabajar mejor como padres para adolescentes de hoy?
La coherencia
Significa que se tiene “cohesión”, término que se usa en física para significar la unión que se realiza entre dos sustancias. Coherencia significa, por lo tanto, unión. En el caso particular de los valores, podemos decir que somos coherentes cuando, al actuar, nuestra voluntad está de acuerdo con nuestro entendimiento, “No te preocupes si no te escuchan te están viendo” ”Nuestros hijos ven lo que decimos y escuchan lo que ven”.
Y en esto no hay mucho para decir, porque todos sabemos la importancia del ejemplo, del testimonio para nuestros hijos y para cualquier persona, pero que difícil resulta a veces. Como en la ruta están las señalizaciones que nos ayudan a no despistarnos, y cuando éstas no están estamos inseguros del camino. También nosotros somos esa señalización y demarcación razonables y razonadas previamente para nuestros hijos y cuando no estamos se tornan inseguros, nerviosos e incluso agresivos. Nuestros hijos y nuestros adolescentes necesitan padres consecuentes, estables, constantes y predecibles en sus reglas y decisiones.
Podríamos poner ejemplos sencillos para ver como venimos en coherencia. Una pista nos las puede dar cuando vemos algo que molesta mucho en nuestro hijo nos puede ayudar a preguntarnos ¿cómo vengo yo en esa materia? ¿Estoy siendo coherente?
Uso de tecnologías, malos modos, contestaciones hirientes, agresión verbal y un largo etc. La fortaleza. Es bueno saber que la fortaleza supone vulnerabilidad; sin vulnerabilidad no se daría ni la posibilidad misma de la fortaleza. Ser fuerte es, en el fondo, estar dispuesto a morir a nuestra voluntad a nuestros deseos por un bien mayor. Y sin la prudencia es muy difícil ser fuertes, porque necesitamos reconocer ese bien y encontrar ese sentido. Necesitamos instruirnos por la prudencia para poder estar preparados, anticiparnos e ir por delante de nuestros hijos.
La serenidad
Es la virtud que nos ayuda como matrimonio y padres a no perder la paz y a no enfriar el amor hacia aquel hijo o hija que por alguna causa pone patas para arriba la realidad familiar.
Dentro de la serenidad tenemos que evitar los excesos de control, pudiendo permitirnos ser flexibles cuando hemos decidido que el tema no tiene la suficiente importancia para dar pie a una batalla. No podemos estar luchando todo el tiempo con nuestros hijos, es agotador para ellos y para nosotros. Debemos tener la serenidad y reflexión previa necesaria para elegir las batallas y hacer un ambiente agradable dentro de la familia.
La alegría
Algo que nos puede servir de guía y ayuda para saber cómo venimos atravesando esta etapa es tener “un termoalegria”. La alegría es la señal o indicador que nos puede ayudar a identificar si nos estamos enfocando en lo importante o estamos perdiendo el foco en las contradicciones diarias. El clima de alegría y buen humor es uno de los factores determinantes de la educación y la buena marcha familiar, inclusive en los momentos difíciles. No es sonreír siempre y en todo momento, pero si es una sana actitud que hace una gran diferencia para encarar mejor incluso las dificultades
Recurrir a la ayuda de Dios
Ningún hijo es propiedad privada de los padres, se pertenece a sí mismo y en última instancia a Dios, por lo tanto no tenemos el derecho de hacerlos a nuestra imagen y semejanza, sino a la que han sido llamados a ser. Por lo que nuestra tarea consiste en desaparecer en beneficio de cada hijo, para que pueda alcanzar la plenitud que a cada uno le corresponde ¡la suya, única e irrepetible!
Somos colaboradores y nuestro hijo es el auténtico protagonista de tal mejora.
Nos puede ayudar para derribar miedos e inseguridades, confiar y recurrir a la ayuda de Dios frecuentemente, Él es el principal interesado en que nuestro hijo salga adelante, madure y crezca feliz. Abandonarnos en Él cuándo nuestros esfuerzos no alcanzan transmitiendo a nuestros hijos también esa conciencia y confianza de que sin Dios, el hombre es incapaz de nada.
Muchas veces necesitamos ir y venir ante una dificultad o problema sin resolver y reconocer, en nuestra humildad de padres, que también estamos aprendiendo a ser padres para adolescentes de hoy, por lo que habrá muchas veces que no sabremos qué hacer, nos equivocaremos, pero ahí también estaremos enseñando y dando ejemplo. Contamos con ellos, nuestros hijos adolescentes, para que juntos podamos madurar y crecer más en el amor.
10 ideas que nos pueden ayudar en nuestro ser padres para adolescentes de hoy
Cómo síntesis les dejamos estas ideas para acompañar mejor a nuestros hijos:
- En primer lugar, enfocar esta etapa de la manera adecuada: como otra de las grandes aventuras que nos proporciona la vida.
- La adolescencia es difícil para el adolescente y para los padres. Sin embargo podemos considerarla también como la edad de las posibilidades, la gran ocasión para ayudarlos a construir una personalidad madura, en el sentido emocional, social y ético.
- A veces el simple hecho de que se sientan comprendidos, validados y nos mostremos empáticos, hace que su tensión y emociones se ordenen y puedan ver con más claridad lo que le está pasando.
- Es el último estadio antes de pasar a la edad adulta, por lo tanto nos ofrece como padres la última oportunidad de educar a un niño en sus responsabilidades adultas.
- El humor y evitar dramatismos puede ser un gran aliado para nosotros los padres y un gran alivio para nuestros hijos.
- Ser amigos, confidentes! Estar disponibles y reconocer que un adolescente necesita sentir que lo queremos sin que nosotros se lo mostremos abiertamente.
- Una oportunidad para crecer también nosotros mismos como padres y como personas y en consecuencia ayudarlos a ellos a crecer aún más.
- Fiarnos de Dios y trabajar la fortaleza para evitar el miedo
- Trabajar en la serenidad para no hacer un drama: reconociendo que es una etapa de crecimiento para todos, padres e hijos.
- Educar a un hijo no es que se encuentre siempre satisfecho y feliz sino ayudarlo a crecer como persona, con todo lo que esto significa.
Les dejamos estas 10 ideas en un video.
Muchas gracias Manuela Caminal por ayudarnos a ser mejores padres para adolescentes de hoy!