Acompañar en el estrés de nuestros hijos ante los exámenes
Compartimos este artículo de la Lic. Manuela Caminal sobre cómo acompañar a nuestros hijos ante los exámenes.
Acompañarlos en época de exámenes
Época de exámenes, estudio, exigencias, poco tiempo, hacer resúmenes, tiempo de mayor concentración, de mayor cansancio y estrés. Qué importante es poder acompañar a nuestros hijos en época de exámenes. Es una oportunidad también para conocerlos mejor, para ayudarlos a que se conozcan, poder orientarlos y que la época de exámenes no quede únicamente en aprobar o desaprobar. Oportunidad para ayudarlos a manejar y tolerar ciertos niveles de estrés sin por esto enfermar.
Toda situación de evaluación, independientemente de la personalidad de cada uno, genera cierto nivel de estrés. Nuestro cuerpo y nuestra mente se prepara para un desafío que implica esfuerzo, aparece la incertidumbre de no saber que me tomarán, los nervios, las ganas de que pase y aprobar, por eso que importante será toda la previa al examen para poder afrontar mejor este desafío.
Está claro que gran parte depende del estilo y manera de ser de nuestros hijos, si tiende a ser tímido o más retraído, si se enoja ante los desafíos, si es el que se obsesiona para que todo esté perfecto y no olvidarse nada, si suele ser relajado y esperar a que las cosas pasen, independientemente de la manera de ser será muy oportuno el poder acompañarlos en estas épocas.
Esto no significa estudiar por ellos así como tampoco dejarlo librados a sus ganas de estudiar, habrá que poner pautas, normas y ayudarlos a preparar un encuadre apropiado para que puedan lograr sus objetivos, sin olvidarnos, sobre todo, que necesitan de nuestra compañía, que podamos ser un cerebro maduro que les brinde un ejemplo claro que los ayude a discernir lo importante de lo secundario, que los ayude a ordenar su mundo interno con nuestro criterio y sentido común.
Algunas ideas que pueden ayudar
Conocerse: Que aprendan a conocerse puede ser un buen punto de partida ante la pregunta ¿qué me ayuda a poder estar más tranquilo? ¿qué situación o entorno me pone más nervioso? ¿qué me ayuda a estudiar mejor? ¿cómo me doy cuenta que estoy estresado?
A veces puede ser el llegar del cole y tomarse un breve descanso. Es bueno regular nuestro nivel de estrés y aprovechar las situaciones que tenemos en la diaria para poder hacerlo. Patear un rato la pelota, escuchar música, leer algo que distiende, comer algo rico y saludable. El cerebro tiene que estar tranquilo para poder aprender, ni muy alborotado ni demasiado tranquilo, encontrar ese punto medio para poder aprender mejor y por qué no, disfrutar mientras estudian.
A partir de los 7 años, si fuimos acompañando y enseñándoles a estudiar pueden empezar a hacerlo solitos, con nuestra supervisión y cercanía, pero no necesariamente tenemos que estar sentados con ellos hasta desfallecer ambos del cansancio y falta de paciencia. Tener en cuenta siempre la particularidad de cada niño. En educación nunca existen las recetas.
Cercanía y disponibilidad: Que estemos mamá o papá cerca y disponibles es una tranquilidad, por más que no vayamos a aportar mucho, pero el acercarnos, darle una palmada, acercarle un vaso de algo fresco puede ser suficiente y en alguna ocasión puede ser sentarnos y evaluarlos, preguntarles como vienen, si necesitan nuestra ayuda, y ayudarlo si es que nos lo piden.
Pero ayudemos sobre todo a que puedan poner en palabras ese estrés extra que muchas veces se transforma en síntoma e ir aprendiendo a entrenarse ante situaciones desafiantes.
Más atentos y conscientes de sus nervios: saber que esos nervios extras están, así que no ofendernos ni tomarnos personal cualquier frase o palabra que digan, sin con esto permitir faltas de respeto. Podemos relajar un poco en algunos aspectos para no generar mayor tensión, si estamos atentos sabremos distinguir.
Recreos mentales: Está estudiado que después de los 45 minutos de estar sentados en un silla necesitamos un corte y respiro para poder volver a concentrarnos. Que puedan hacer estos pequeños cortes, no más de 10 minutos, para poder seguir con un buen nivel de concentración y aprendizaje.
Respetar más que nunca las horas de sueño. Dormir bien (niños menores de 12 entre 10 y 12 hs, niños entre 13 y 18 años de 8 a 10 hs) . Esto los ayuda a un mejor aprendizaje a incorporar mejor lo estudiado, los ayuda a fomentar la hormona del crecimiento, clave para que nuestros hijos puedan seguir creciendo de una manera sana y completa.
Evitar “sermonear”: Acompañarlos con preguntas abiertas y que ellos vayan llegando a la conclusión de que será mejor estudiar ahora y no seguir hasta después de clases.
Animarlos: prepararles algo rico, hacerles algún chiste si sirve para aflojar la tensión. Identificar si lo vemos muy tenso y de algún modo sutil ayudarlo para aflojar.
Si notamos algún tic o están demasiado irritables, tal vez no es el mejor momento para la corrección, pero si darles contacto corporal en esos momentos puede ayudar a aflojar. Una palmadita en la espalda, un masaje etc. y preguntarles si necesitan algo.
La clave en estas etapas es que estemos cerca, disponibles y que podamos ser esa tranquilidad que ellos muchas veces no pueden alcanzar, siendo sólo ejemplos sin palabras de más, sin demasiadas exigencias y con mucho cariño.
No nos preocupemos tanto por cómo les va, sí por cómo toman esas próximas notas. Los exámenes son una gran oportunidades para experimentar de manera muy concreta las consecuencias lógicas de su accionar. El mejor lugar que como padres podemos tener es estar cerca para acompañarlos, es una etapa de grandes aprendizajes en nuestros hijos, no sólo intelectuales sino de muchos otros que suelen ser silenciosos casi imperceptibles.
Ayudemos a nuestros hijos desde chicos a que vayan aprendiendo a gestionar y sobrellevar las diferentes situaciones de estrés, y conocerse para encontrar mejores soluciones.