Bullying: ¿Cómo podemos ayudar desde casa para prevenirlo?
Un tema que no podemos dejar de profundizar, trabajar y prevenir.
A veces puede pasarnos que hay temas que si no nos tocan de cerca, no solemos ahondar mucho en ellos. Sin embargo a raiz de la triste noticia que ocurrió con el niño norteamericano que se quitó la vida por sufrir bullying en el colegio, nos hemos sentido impactados e interpelados a preguntarnos si es un tema que conversamos o no con nuestros hijos. Un tema que no podemos dejar de profundizar, trabajar y prevenir.
Los casos van en aumento y la realidad nos dice que en algo tenemos que mejorar como sociedad.
Para comenzar nos preguntamos ¿qué entendemos por bullying? Olweus (1993, 2013) trató de dar una definición precisa sobre qué es acoso escolar. Según este autor, existe acoso cuando un individuo -o grupo de individuos- es expuesto repetidamente a acciones negativas por parte de un sujeto o por parte de un grupo y, generalmente, el sujeto acosado tiene menos fuerza o es más débil que el agresor. (*)
Es importante resaltar que no todos los chicos que sufren bullying lo manifiestan del mismo modo, pero en su mayoría suelen ocultar esta vivencia, por lo que resulta necesario e importante estar atentos, no desde el temor sino para saber acompañar y prevenir. El trabajo en equipo familia y colegio es fundamental.
Tanto el niño que sufre de bullying como el que lo ejerce, están sufriendo de diferentes maneras y las causas pueden ser diversas. Tenemos que trabajar en ambos casos, incluyendo, de modo diferente, a colaboradores o público pasivo que muchas veces por temor no dicen nada ni intervienen ante estas situaciones.
¿Cómo podemos ayudar desde casa para prevenir?
1.- Conversar siempre y mostrarnos disponibles con nuestros hijos.
A veces no nos cuentan lo que les pasa porque no damos lugar, ni espacio a que esto suceda. Encontrar momentos al día para reflexionar y que todos podamos compartir como fue nuestro día. La soledad es un gran enemigo, de modo especial para los niños que padecen bullying. No tenemos ni debemos esperar a que ocurran estos episodios para conversar. Ir por delante y tener un buen canal de comunicación es clave.
2.- Conversar sobre situaciones cotidianas
Hablar de como van en el colegio, lo que les gusta, como se sienten, son siempre oportunidades para reflexionar. Aprovechar también las peleas o malos tratos entre hermanos para conversar sobre cómo nos sentimos cuando nos tratan de tal o cual manera o cómo se pudo haber sentido el otro.
3.- Aprender a escucharlos para saber comprenderlos.
Que se animen a contarnos todo. Después de sentirse escuchados estarán mejor dispuestos a escuchar nuestras reflexiones o aportes.
4.- Educar en emociones.
La poca o nada empatía en niños puede estar asociada a falta de maduración, a un exceso de consumo de pantallas, al poco trato personal asociado a sentimientos de soledad y/o a la falta de empatía del adulto con el niño. La empatía se va desarrollando con los años y se va haciendo más exquisita a medida que mejora nuestra capacidad de amar, de observación y de experiencias de habernos puesto en el lugar del otro, esto se aprende y educa. Tenemos que ayudar a nuestros hijos a desarrollar esta capacidad que nos hace más humanos y mejores personas.
5.- Fomentar la virtud de la fortaleza
Ayudarlos y animarlos a que aprendan, de a poco, según la edad y las posibilidades, a hacerse más fuertes en situaciones adversas, entendiendo que habrá casos donde será también conveniente intervenir o hablar con las autoridades correspondientes.
6.- Ser ejemplos
Enseñar y promover como adultos el respeto siempre por el prójimo, aceptando sus diferencias y valorando a cada persona por lo que es. El modo en cómo los tratamos nosotros y como tratamos a los demás es fundamental, somos el modelo. Como les hablamos, la manera de comunicarnos. Si estamos en permanente corrección y negativas es muy difícil generar un clima favorable para compartir lo que les pasa o cómo se sienten.
7.- Fomentar las preguntas de curiosidad
¿Vos qué pensas? ¿Qué harías en tal situación? ¿Qué creés que es lo correcto? Los ayuda a formar criterio y reflexionar sobre los diferentes acontecimientos, les da mayor seguridad cuando están entrenados a pensar y reflexionar por sí mismos sobre sus acciones y las de los demás.
Nuestros hijos necesitan más que nunca padres presentes y un ejemplo claro de cómo tratar y ser tratados para aprender ellos a tratar a los demás.
Demos espacios y tiempo para conversar, reflexionar y así enseñar la importancia de cada ser humano, sin distinción alguna. Todos somos únicos e irrepetibles y merecemos ser tratados con dignidad y respeto.
Aprovechemos las oportunidades que nos brinda la cotidianidad para educar en empatía y respeto y así tener mejores recursos para tratar a los demás y ser tratados.
Muchas gracias Manu Caminal por ayudarnos a reflexionar sobre este tema.
(*) Cita: Resett, S. Definiciones y niveles de bullying en una muestra de adolescentes argentinos [en línea]. Revista de Piscología 2020,16 (32). Disponible en: https://repositorio.uca.edu.ar/handle/123456789/10978