La educación inicial, una oportunidad única
Educación Inicial
La educación inicial es tanto o más importante aún que la primaria, secundaria o universitaria. Suele pensarse que el espacio del jardín es para jugar y socializar únicamente, pero lejos de eso, es una etapa en la que se siembran las bases de los aprendizajes, en las que neurobiológicamente los niños son esponjas, su sistema nervioso está en plena maduración y todo lo que se haga en dicha etapa marcará su trayectoria de aprendizaje posterior.
Esto en ciencia se llama ventana de oportunidades o etapa en la que se pueden ver “predictores” del desarrollo posterior. Siguiendo el desarrollo de grupos de niños, se comprobó estadísticamente y en estudios a largo plazo, que factores como la interacción y riqueza lingüística, el vocabulario, el acceso a información, la enseñanza explícita, la alimentación, los vínculos, etc., predicen o están muy correlacionados con las habilidades posteriores. Por eso es importante que en esta etapa, los niños se nutran y enriquezcan porque se tiene una oportunidad única que, si no se aprovecha, se pierde.
¿Cuál es la función del jardín?
En el jardín de infantes se busca enriquecer experiencias y sentar las bases de muchos aprendizajes, académico, emocional, artístico, motriz, social. Todo lo que se realice o estimule en dicha etapa marcará (no lo determinará, pero lo influenciará significativamente) el desempeño posterior.
En lo que respecta a los aprendizajes de habilidades básicas, sabemos que un buen nivel de desarrollo lingüístico, el vocabulario, la conciencia fonológica, el conocimiento de letras y la oportunidad de empezar a representar los sonidos por escrito es predictor posterior del éxito en la fluidez y comprensión lectora. Es decir, cuanto más y mejor desarrollado tengan los niños estas habilidades, mejor será su desempeño en lectura, habilidad clave para el aprendizaje en todos los niveles educativos posteriores.
Es maravilloso ver que fortaleciendo estas destrezas se logrará mayor destreza posterior. Es casi como mágico tener la llave. Más aún, cuando se detectan niños que no están fuertes en estas destrezas, si se las trabaja, se habrá fortalecido la base de los aprendizajes posteriores y si no se trabaja, se habrá perdido la oportunidad para darle herramientas y probablemente se enfrente a frustraciones y logre un menor rendimiento académico.
¿Preparados para leer?
En esta línea, es importante comprender que el cerebro humano genéticamente desarrolla lenguaje oral por la sola exposición a adultos hablantes pero debe modificarse neurobiológicamente para incorporar habilidades básicas posteriores como lo son leer, escribir, calcular. El ser humano es lingüístico, es decir, tiene un cerebro capaz de captar el lenguaje del entorno con la sola exposición a adultos hablantes y ante la necesidad de comunicar y socializar.
Ahora bien, el cerebro no viene preparado para aprender a leer y escribir, sino que debe modificarse para lograrlo, debe generarse un cambio neurobiológico. Ello fue comprobado por estudios de neuroimagen que demuestran que cuando un niño o adulto empieza el proceso de lectoescritura, se activan nuevas áreas cerebrales que inicialmente estaban destinadas a otras tareas. ¿Cuándo ocurre esto? Cuando se les enseña explícitamente cómo analizar los sonidos del habla (conciencia fonológica), se los expone a las letras y se le indica la relación del símbolo con el sonido del habla, cuando empieza a representar sonidos con letras y finalmente, cuando logra unir sonidos para leer sílabas, luego palabras y luego oraciones.
Así como va avanzando en las bases de la lectura y en su aprendizaje, el cerebro va cambiando. Aprender a leer y escribir depende de las bases y nociones predictoras, de la enseñanza explícita y de la práctica.
¿Cómo trabajamos la educación inicial en Apdes?
En los jardines de Apdes tomamos en cuenta todos estos pilares del aprendizaje inicial y los implementamos en nuestro proyecto pedagógico hace ya más de 13 años. Trabajamos desde la propuesta de JEL Aprendizaje y con el asesoramiento de Rufina Pearson, que capacitó a nuestros docentes con el programa JELK y luego los animó a que enriquecieran la propuesta con aportes didácticos de cada docente y evaluando sistemáticamente el progreso de los niños para ajustar la enseñanza al nivel de cada uno.
Esto nos permite detectar a aquellos niños con alguna dificultad y ayudarlos a salir adelante en forma temprana, sin exponerlos a frustraciones posteriores, así como ajustar la enseñanza para generar desafíos. Se trabaja de un modo totalmente lúdico e integrando otras áreas de trabajo. A partir de este cambio, nuestros niños del nivel inicial no sólo empezaron a alcanzar mejores niveles académicos posteriores, sino que se sintieron empoderados al contar con destrezas como poder leer y escribir palabras.
Esta propuesta no pretende “escolarizar el nivel inicial” sino más bien, trabajar en lo que la neurociencia y la evidencia muestran que funciona, siempre en tono lúdico y adecuado a la edad, para generar aprendizajes sólidos, significativos, duraderos y evitando frustraciones innecesarias, detectando y previniendo a tiempo.-
Agradecemos a la Dra. Rufina Pearson la información brindada para la elaboración de este artículo y por supuesto el acompañamiento incansable de nuestros jardines y colegios.
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